Metas de estudio y contenido del trabajo
Clases de piano · Masterclass · Carreras · Sobre el Estudio de Piano
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Información específica:
No es necesario sufrir una tendinitis para ser un virtuoso
“Que cada nota tenga vida”... –‘técnica’ no consiste en bajar teclas rápido
Este ‘estudio de piano’ no existiría en la misma forma sin Fausto Zadra.
Quienes
no lo conocieron, dificilmente se puedan imaginar la
personalidad sumamente original y muy fuera de lo ordinario de ese
artista quien además de
ser uno de los grandes pianistas del
siglo XX, era un genial y generoso maestro para sus alumnos.
Nació y se crió en Argentina, de padres italianos. Se formó con Vincenzo Scaramuzza, quien según sus propias palabras terminó enseñándole todo lo que tenía por enseñar. Luego se radicó en Italia y estudió con Carlo Zecchi en la Academia Santa Cecilia de Roma. Abriendo ahí su horizonte musical y artístico, y ampliando las enseñanzas pianísticas de Scaramuzza en un intercambo de conceptos con otros artistas como por ejemplo Wilhelm Kempff y Claudio Arrau, con el tiempo formó su propia escuela, a la vez muy sistemática y abierta.
De fuerte temperamento y gran profundidad, como pianista impactaba igualmente al público como a la crítica con su excepcional visión artística, su libertad, originalidad e intensidad de expresión. Disponía de una técnica que le permitía no sólo todo tipo de virtuosismo sino también una extrema variabilidad de toque (se lo conocía en el ambiente como una suerte de ‘mago del sonido’). Sus interpretaciones, con una creatividad que buscaba el significado más profundo de las obras, y llenas de poesía, fantasía y vitalidad expresiva, hacían translucir un espíritu que quizás casi pareciera provenir de otros tiempos, transcendiendo y dejando del lado todo superficialmente ‘objetivo’, mecánico y ‘técnico’ que típicamente se asocia con el siglo XX.
Empezó una importante carrera internacional (que lo llevó también varias veces al teatro Colón de Buenos Aires), causando mucho impacto y cosechando críticas fabulosas. El famoso crítico francés Bernard Gavoty, citado aquí como ejemplo, concentró su impresión de Zadra en la frase: “Du rève au bout des doigts” (“un sueño en la punta de los dedos”).
Luego de un accidente que le impedió tocar por mucho tiempo, se dedicó sobre todo, y con gran pasión, a la docencia. Siguió, sin embargo, dando conciertos de modo más irregular.
Fundó varios festivales e, independiente de las instituciones oficiales, armó una importante escuela de piano, teniendo lugar por muchos años cerca de Lausanne (Suiza), donde regularmente se reunían pianistas de toda Europa para perfeccionarse.
De gran generosidad y con una genial capacidad pedagógica que muchas veces lo hacía sacar a la luz un potencial musical y expresivo inesperado en los alumnos, dejó su impronta en varias generaciones de pianistas que pasaron por su escuela.
Fausto Zadra falleció el 17 de mayo del 2001, en un
concierto que daba en el Teatro Ghione de Roma.