VII. ¿Qué significa ‘tener escuela’?
… no
es lo mismo que ‘tocar bien’. Se puede tocar bastante mal pero
exteriormente todo
‘con escuela’, y bastante bien a pesar de cierto desorden en los
conceptos, en los movimientos etc.: ‘tener escuela’ puede tener
mucho valor y ser muy útil, pero nunca representa un fin en sí mismo.
Donde se lo toma como tal, se lo está reduciendo a una superficialidad,
una estupidez.
… sí significa
cierta conciencia,
disciplina y
cierto orden en
todo lo ‘técnico’. En todo lo que se refiere a
los movimientos y los toques, implica un estudio sistemático porque es
algo que
se incorpora muy
profundamente para luego no tener que pensarlo en cada instante. Se construye en un
estudio paciente e intensivo. Exige clara
motivación,
compromiso y dedicación al estudiante, más tiempo. Pero luego, y cada
vez más, abre muchas posibilidades.
Un pianista que ‘tiene escuela’ es
bien distinto al pianista promedio quien no sabe de esto.
Una buena escuela
pianística...
- es sistemática
y coherente
- se basa en la fisiología humana y usa movimientos
perfectamente en armonía con ella
- se basa en movimientos
simples
- usa y aprovecha todos los movimientos diferentes que la
fisiología permite, y sus infinitas combinaciones
- permite tocar con
absoluta libertad y soltura, en cada momento
- nunca acepta ni por un momento la rigidez física; usa sólo
las
tensiones musculares que deben ser aplicadas para cada movimiento,
siempre con libertad y soltura de todo el cuerpo y el ‘aparato técnico’
- por ende, es sana,
evite o también cura problemas de salud, como tendinitis y otros
- hace que uno se
sienta bien y al agrado en el piano
- forma una base sólida que una vez incorporada, nunca se pierde
- es completa,
aborda todas las posibilidades pianísticas y todas las graduaciones de
matices y variantes de toque y sonido
- tiene como objetivo el mejor y más variado y bello sonido
- permite el uso de todas las graduaciones de fuerza (hasta incluso mucha
fuerza) con total libertad y soltura, y, por ende, sin
dureza de sonido
- está siempre, y en todo, en
función a la música
- establece una muy directa conexión entre la intención
expresiva y su
realización instantánea en el piano, por ende, estimula y aumenta la
libertad, expresividad e intensidad musical
- hace crecer a un músico
- le permite usar realmente todo su talento, extender sus
límites (o lo
que pensaba que eran sus límites) y aumentar mucho sus posibilidades
- hace olvidar la técnica en el momento de tocar